Crítica de: Elisa K

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Inocencia interrumpida

Cuando el extraordinario compositor, director de orquesta y pianista alemán Ludwig van Beethoven compuso la bagatela para piano solo “Para Elisa” estaba dedicada a un gran amor. En su composición encontramos la intensa pasión que desprende, pero también encontramos ligeros toques melancólicos que bien pueden tener amplios y controvertidos significados. Cuando los créditos del inicio de esta película comienzan con esta pieza, además de disfrutar con su belleza, también se pueden apreciar ciertos matices tristes. Matices que a lo largo de la película irán adquiriendo su máximo significado y que encajarán a la perfección con una historia difícil, amarga y con pocos resquicios a una búsqueda de respuestas.

Rodada en catalán, de “Elisa K” lo primero que cabe destacar es su particular enfoque narrativo. Con una continua voz en off, (que recuerda por momentos a “Amelie” aunque en otro tono) bellos planos en blanco y negro (en su primera parte) y una cuidada dirección de actores que denota una estricta complexión dramática, la película discurre desde el comienzo en un plano de falsa sobriedad que permite un austero seguimiento que lejos de resultar aburrido mantiene un interés constante gracias a unos artificios sencillos pero eficaces. La narración en off no molesta, acompaña a una historia que en un momento puntual adquiere el tono necesario para poder desarrollarla con la intensidad que merece, y buscando alternativas y variantes a una triste historia que lucha con énfasis en buscar un camino redentor, una salvación necesaria.

Elisa es una inocente y tímida niña de once años. Su vida se verá marcada por un suceso concreto que no volverá a aparecer hasta catorce años después, cuando le dice a su madre por teléfono: “ayúdame, acabo de recordar una cosa horrible”.

Todo el bueno tono que parece demostrar la película desde el comienzo y durante toda esa parte en blanco y negro parece que se fuera diluyendo cuando la pantalla toma color y los personajes han madurado. De manera que aunque la historia se sigue con el mismo interés se tiene la sensación de haber perdido un poco la magia que ligeramente nos cautivó al principio.

Aún así, “Elisa K” termina funcionando. Finalmente se conforma como una película más que aceptable, por momentos original y nos deja esa sensación de extraña tristeza que permiten un margen a la reflexión pausada y a una contemplación inerte tanto del suceso como del contexto social y familiar en general.

Película a tener en cuenta, que nos muestra una vertiente de cine sin complejos, con pocas licencias comerciales y con la búsqueda de un equilibrio entre belleza formal e historia compleja. No es sencilla la tarea, y muy pocos cineastas (Haneke con la obra maestra “La cinta blanca” sin duda) lo consiguen. “Elisa K” se queda a las puertas por varios factores, pro deja una agradable sensación de buen cine y de inmejorables intenciones.


sergio_roma00@yahoo.es

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