0

Crítica de: LOL

Etiquetas:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdKqmO17xAEnhPyvnT2YaVfJfDDMffX7nJF8aWT4Ij0npsALEqGoLcmTlN6Hjy5Tlz1N5cQdF4gYSc8Cdb_PMnQhJEYaJ_dNDN7hz2wnhOFsW8VsITn_XVYzDJ4z9CSAq8tsz5gO6HeOMl/s1600/1.png

Menú light de adolescentes

LOL es una expresión muy empleada por los adolescentes y que desconocen la mayoría de adultos. Es una metafórica frontera de difícil traspaso.

Con esta premisa, de configurar dos mundos paralelos y de complicada confluencia la directora Lisa Azuelos ha encontrado el camino donde retener a espectadores adultos y adolescentes, un punto intermedio donde todo vale. Una tierra de nadie donde casi todo naufraga.

La película cuenta –una vez más- las venturas y desventuras de un grupo de adolescentes en su época más “complicada”, al tiempo que se mezcla con una edad adulta de unos padres que tienen que hacer frente a sus problemas personales además de a los de sus hijos.

Sin esconder su intencionada apariencia de comedia romántica hollywoodiense, y con algún que otro rasgo francés, LOL se configura como una ligera comedia de fácil acceso. La aspiración es el puro entretenimiento, y en este usual terreno se deja por el camino demasiadas cosas. Todo está pisado de puntillas, cogidos clichés ya conocidos y adaptándolos a su antojo pero sin perder la esencia de la triste superficialidad. El guión es sencillo y cotidiano, y las historias que suceden son tan previsibles que impiden cualquier acercamiento con un mínimo de interés.

Lisa Azuelos ha realizado un producto de rápido consumo y poco talento. La más que posible identificación con una gran cantidad de adolescentes hacen que la jugada haya salido maestra en términos recaudatorios, pero indiferente en términos cinematográficos donde no nos hallamos más que ante una sosa comedia de poco enredo y mucho desinterés en encontrar situaciones realmente divertidas. Momentos dramáticos que nunca llegan a emocionar y sí en ocasiones a aburrir, y sobre todo un aire americano que impide que la cinta adquiera en ningún momento personalidad propia.

La casualidad ha hecho que esta película compita en cartel con la también francesa “El primer día del resto de mi vida”, un estupendo drama cotidiano que ante la comparación, eleva unos centímetros más a una y hunden a ras del suelo a la otra. Incluso un pequeño detalle coincidente como es la intrusión por parte de la madre en el diario de su hija, está contado de una manera tan diferente en ambas películas que en “LOL” termina por resultar ridículo.

Ni siquiera, la belleza de Sophie Marceau ni su aceptable interpretación añaden un plus de categoría a una película floja, común y poco interesante.


sergio_roma00@yahoo.es

0

Crítica de: Tetro

Etiquetas:


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLrj40RulUPtegw8Io-KpwbBA7YJsI9H2_L7V6RaGy-huRuU5rpcY3GIq2kUdaLyhLGHV3edP0WhoUJVRPg5Ktl2ZxcsXqWoiITT5HXm9UyqtsbLcVZx4w6AztK3K4gTKi8G6U1S3DO-Wt/s1600/2.png

“No sueltes la soga que me ata a tu alma”


Si hay algo que caracteriza (temáticamente hablando) la ya amplia y excelente filmografía de Francis Ford Coppola es su extremado interés, casi obsesión por los temas de familia. Desde su debut con “Dementia 13” donde por primera vez aparece la relación entre hermanos en un escenario hitchcockiano, las referencias a la problemática familiar han sido constantes y numerosas. El padre era el protagonista en “El valle del arco iris” donde pretende impresionarle. Poco después la madre (o más bien la ausencia de ella) adquiere importancia en “Llueve sobre mi corazón”. Los hijos obtienen su reflejo en la sensacional “Rebeldes”, sobre el final de la infancia y el comienzo de un nuevo y complicado mundo. Con “La ley de la calle” aparece su primera referencia hacia la fascinación sobre su hermano mayor. Y “Jardines de piedra” y “Tucker, un hombre y su sueño” ofrecen una mirada melancólica hacia su hijo fallecido, con los conflictos generacionales asomando en cada diálogo y escena. También su hija ( a la postre también directora de cine) se vislumbra en “Vida sin Zoe”, así como su nieta en “Jack”. Y como no, todo este cocktail de relaciones y homenajes familiares queda también escenificado con un poderosísimo toque personal en “Los padrinos”.

Todas ellas son películas que tienen algo del Coppola que ansía conocer su mundo interior. Descifrar sus conflictos más escondidos. Todas mantienen en mayor medida una relación muy personal con su vida y con sus miedos interiores, y que le ha llevado hasta “Tetro”, continuando una identificable línea marcada con la anterior “Youth without youth”, manteniéndole inmerso en un mundo particular, casi secreto y con extensas connotaciones singulares.

El problema es que en el camino se nos quedan elementos fundamentales que le asocien al gran Coppola.
“Tetro” comienza siendo una más que interesante historia que promete trasladarnos al cine con mayúsculas y que se evapora tan rápido que apenas deja rastro cuando finaliza. Unos poderosos primeros diez minutos dan paso lentamente a una narración carente de fuerza, con pocos argumentos dramáticos y con la sensación de que lo que se cuenta no interesa demasiado, llegando incluso en ocasiones a una suerte de folletín que puede llegar a resultar somnoliento. Ni la historia consigue sostenerse en ningún momento, ni los personajes tienen la fuerza necesaria para ser por ellos mismos un torrente sentimental, a pesar de estar ante un excelente papel de Maribel Verdú y un correcto Vicent Gallo. El papel reservado para Carmen Maura como crítica de teatro puede explicar muy bien hasta qué punto lo que comienza como un serio proyecto personal se va transformando en una sucesión de historias huecas y ciertos pasajes que rozan el esperpento.

Aún así, e intentando borrar de nuestras cabezas, escenas finales que se acercan a la ridiculez, y que no son dignas del extraordinario Coppola, la película nos deja dos o tres magistrales escenas que nos recuperan al cineasta con recursos. Hay miradas que disparan directamente al alma del espectador, y un toque independiente que en ocasiones resulta creíble aunque a veces vaya perdiendo fuelle. La relación entre hermanos está presentada con torpeza, pero en cambio ciertas metáforas, así como pasajes donde se combina música, danza y recuerdos imborrables hacen que haya merecido la pena sentarse a descubrir esta nueva obra de uno de los cineastas más importantes.

Cal y arena, estéticamente hablando, y entre medias una historia que aborda los sentimientos humanos sin miramientos y suplicando frases como la que aparece nada más comenzar la película en un muro de una calle cualquiera en un humilde barrio argentino: “No sueltes la soga que me ata a tu alma”.

Nueva incursión en las oscuras y enigmáticas relaciones familiares desde una humilde perspectiva y con el aliento de un director con clase.

Muy lejos del mejor Coppola, pero lejos también de un cine mediocre donde pretenderán colocarle algunos.


sergio_roma00@yahoo.es

0

Crítica de: Parque vía

Etiquetas:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs5WOmhLr76rIEfFm1Zy3dHStQhoVUzh7byPMiWesrp50prvpxh7jhseghihSBG8Bpp6Yk1Y-UgrDGfjz87cNy3iLfIfwgSf-wrYMJTf6C0Vep-Pos-kRiYzFiN56L0IGAbZAIZ7KsobNc/s1600/3.png

Como pez en el agua

Cuando el ser humano se acostumbra durante largo tiempo a un tipo concreto de vida, cambiar esos hábitos se puede convertir en una tortura. En la más que interesante “Cadena perpetua” de Frank Darabont, se podía observar como uno de los presos más antiguos, al recibir la libertad le era imposible adaptarse a la sociedad, y acababa suicidándose. Como un pez fuera del agua.

Beto se ha pasado gran parte de su vida cuidando una casa en Ciudad de México, donde su única compañía han sido las posibles visitas interesadas en la compra, y una larga lista de tareas rutinarias que han conformado un modo de vida austero, aburrido pero autocomplaciente. Beto está conforme con la vida que le ha tocado vivir, y no quiere otra. Se ha creado a lo largo del tiempo una coraza que ni él mismo puede ni quiere romper.

Enrique Rivero, director de este personalísimo drama costumbrista, se ha encargado en todo momento de trasladar el mundo inusual de este humilde personaje a través de un lenguaje cinematográfico muy particular, valiente y con un estilo lleno de matices y silencios expectantes. Un lenguaje que puede ocasionar la extrañeza e incomodidad en un espectador poco acostumbrado a este tipo de cine, especialmente la primera media hora, y que lentamente va incorporando elementos para atraer cierto interés y un desarrollo lo más perceptible con la realidad interna posible. Una película a medio camino entre el documental sobre la vida cotidiana de un hombre normal, y el probable drama hacia el devenir de una historia ya pactada, pero nunca dispuesta.

Para ello son necesarias unas interpretaciones frías y sobrias que afiancen esa sensación de realidad cotidiana que envuelve toda la película. Tan sólo un posible clímax final puede desequilibrar todo el desarrollo de una historia en la que aparentemente no sucede nada. En la que los silencios, las miradas esquivas, y las palabras entrecortadas y poco elaboradas dominan la escena. En ocasiones Rivero se contenta con un plano largo y monótono para conseguir extrañeza y complicidad. En otras ocasiones prefiere observar desde un rincón oscuro, o desde una habitación paralela. Nada perturba, todo se mantiene inerte, casual, melancólico.

Tras este sobrio estilo, no podemos obviar una loable pretensión por parte de Rivero de enfrentar realidades paralelas, clases que conviven sin apenas rozarse, y la certeza de vivir en un mundo donde todo está escrito y apenas cabe espacio para la improvisación, para romper una baraja que siempre viene con las cartas marcadas.
“Parque vía” es una película pequeña, extraña, y muy personal, pero mantiene la esencia de un cine con un fuerte compromiso social y con un denotado estigma de independencia.


sergio_roma00@yahoo.es

0

Critica de: Te quiero tío

Etiquetas:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdKqmO17xAEnhPyvnT2YaVfJfDDMffX7nJF8aWT4Ij0npsALEqGoLcmTlN6Hjy5Tlz1N5cQdF4gYSc8Cdb_PMnQhJEYaJ_dNDN7hz2wnhOFsW8VsITn_XVYzDJ4z9CSAq8tsz5gO6HeOMl/s1600/1.png

Buscando amigos desesperadamente

Hace algunos años se estrenó una (olvidable) película llamada “No es otra estúpida película americana”. En el caso que nos ocupa, más que estúpida, tenemos otra insípida y aburrida película americana que con la sana intención de provocar risas lo único que consigue es un clima de sopor que amenaza con alargarse a lo largo del tedioso metraje.

Peter Klaven se encuentra a las puertas de su boda con un problema poco común, el darse cuenta que no tiene amigos. A partir de aquí, comienza a tejerse una trama que si bien en un principio puede adquirir algo de interés, con el paso del tiempo se va convirtiendo en algo ridículo, inverosímil, y con tan poca gracia que los bostezos se multiplican al mismo tiempo que la perplejidad por lo que tenemos delante.

Paul Rudd, en un vano e inútil intento de mutarse en Ben Stiller, no consigue en ningún momento conectar con el personaje, ni despertar ningún interés más allá de la curiosidad de saber quién será su pareja de baile. Al descubrirlo, es la decepción la que asoma por la ventana, al comprobar la poca química que ofrecen la pareja del mencionado Rudd, y Jason Segel. Una pareja de “nuevos amigos” que más que risa provoca vergüenza ajena, y que en ningún momento de la película ofrece la credibilidad necesaria para que se pueda sentir cierto interés por el devenir de la historia.

Todo es artificial, pasado de rosca, mil veces visto y poco ingenioso, y la sucesión de nefastos secundarios no hace sino incrementar el nivel de mediocridad de un film que no aporta nada nuevo, y que juega con clichés tan saturados que se evaporan sin dejar huella ni rastro.

Tan sólo un momento al inicio de la película resulta algo divertido, para a partir de ahí acudir a una sucesión de monótonos episodios que dejan tanta indiferencia como sopor.

Una comedia absolutamente prescindible y que se podría encuadrar dentro de la categoría de absurdas, pero que dejaremos simplemente en sosa, que pasará seguramente sin pena ni gloria en una cartelera con hambre de buenas comedias.

sergio_roma00@yahoo.es

0

Crítica de: No-Do

Etiquetas:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLrj40RulUPtegw8Io-KpwbBA7YJsI9H2_L7V6RaGy-huRuU5rpcY3GIq2kUdaLyhLGHV3edP0WhoUJVRPg5Ktl2ZxcsXqWoiITT5HXm9UyqtsbLcVZx4w6AztK3K4gTKi8G6U1S3DO-Wt/s1600/2.png

Noticiario, documentales, y flojo terror.

Hay muchos elementos que hacen que esta película a priori adquiera cierto interés y cree grandes expectativas en torno a ella. El elemento fundamental quizás sea el hecho de encontrarnos con una película de terror basada en algunos hechos reales de la historia de España. Si a esto le añadimos un director con carácter y dotes para intrigar y la vuelta de Ana Torrent al citado género del terror, podemos obtener una predisposición altamente positiva para encontrar una película que colme cualquier expectativa de aficionado o no a este tipo de películas. Por desgracia, poco a poco, todo se va quedando en agua de borrajas y en un encomiable pero desgastado intento por mantener intensidad en un relato ya de por sí agotado.

El recurrido uso de la casa encantada, ya de por sí empieza por ser un poco decepcionante, y sólo esperamos que al menos sea empleado con ingenio o innovación como ocurre en “Los otros” o más recientemente en “El orfanato”. Con el paso del metraje descubrimos que lamentablemente no es así, y todo se centra en interesantes efectos especiales, discretos momentos de intriga y un guión un tanto desorientado en sus inicios y bastante simple en sus momentos finales.

La historia se nutre de una posible leyenda que habla de grabaciones secretas a cargo de la curia católica de la época en torno a milagros y apariciones enigmáticas. Dichas grabaciones podrían esconder algo más, un misterio escondido, que es lo que pretende mostrar la película con escaso acierto y con poca creatividad.

Poco ayuda a que todo adquiera un carácter de verosimilitud la nefasta elección de un Francisco Boira tan tristemente encasillado en papeles televisivos que, sin hacerlo mal del todo, uno nunca llega a creerse que vaya a ser el hombretón protector de la pobre Ana Torrent. Es sin duda, una de las parejas con menos química que se ha visto últimamente en nuestro cine, y que lamentablemente empobrece una película que de por sí debiera haber apostado fuertemente en este aspecto como eje inicial para elaborar un compendio de situaciones que tanto dentro como fuera de la casa necesitan una fuerza comunicativa poderosa. Tampoco resulta efectivo recuperar a la Ana Torrent de “Tesis”, aunque junto con Hector Colomé consiguen crear cierta credibilidad en todo un torrente de situaciones a veces difíciles de digerir.

No es "No-Do", por desgracia, la película que esperan los amantes del género, o los nostálgicos del buen hacer del primer e inquietante Amenábar. No va más allá de un puro juguete entretenido donde se han sacado libres conclusiones de un hecho histórico desconocido. No es, en definitiva una buena representación de lo poco, pero bueno que se está haciendo en nuestro país en torno a un género que aunque aparcado, y con frecuencia maltratado (tampoco se puede decir que sea este el caso) mantiene un público fiel a lo largo de los años.

“Hay lugares en los que el mal sigue vivo”, y hay películas que será difícil mantenerlas en pie.


sergio_roma00@yahoo.es

0

Crítica de: Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel

Etiquetas:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs5WOmhLr76rIEfFm1Zy3dHStQhoVUzh7byPMiWesrp50prvpxh7jhseghihSBG8Bpp6Yk1Y-UgrDGfjz87cNy3iLfIfwgSf-wrYMJTf6C0Vep-Pos-kRiYzFiN56L0IGAbZAIZ7KsobNc/s1600/3.png


Dulce y francesa “pretty woman”


Teniendo en cuenta la época, y muy especialmente el mundo en el que se adentra, la moda, dominada mayoritariamente por hombres, la aparición de esta jovencita francesa supuso todo un acontecimiento, y un verdadero hito ver el cielo hasta donde fue capaz de volar. Pero no es el mundo de la moda ni sus entresijos lo que se cuenta en esta película, sino más bien los orígenes de esta niña huérfana de madre, y la manera en que se fue abriendo camino a base de ingenio y mucha personalidad.

En este sentido, nos encontramos con una historia ya tratada con anterioridad en cine y novelas, en torno al duro recorrido de una persona desde la humildad hasta la popularidad, desde la discreción hasta la leyenda. No hay por tanto en este aspecto innovación, ni lo hay tampoco en la manera de contar la historia, pero sí existe un proceso narrativo elegantemente tratado y que va dejando además momentos de puro entretenimiento mezclados con grandes dosis de sensibilidad y de incluso cierta complicidad con el personaje.

A esto ayuda sin duda alguna, una sensacional interpretación de la que ha dejado de ser “Amelie” para convertirse en una polivalente y siempre fascinante actriz, capaz de transmitir, comunicar y emocionar a través de esas exóticas facciones y esa maravillosa sonrisa. La manera en que Audrey Tatou da vida a Coco Chanel y la dota de una fuerte personalidad y carisma es sencillamente estupenda. Si ya con “Un engaño de lujo” o con “Largo domingo de noviazgo” había dado muestras suficientes de su posible valía, y a pesar del sabor agridulce que nos dejó en “El Código da Vinci”, es con esta “Coco avant Chanel” (título original) cuando su madurez como actriz llega a su punto más álgido, en un papel que es el auténtico centro fundamental de la película y que consigue resolver con una inusual (para su poca experiencia) solvencia.

El variado elenco de secundarios que bailan al son de Audrey, y sin destacar en exceso resultan interesantes y acordes con un tono de fascinación hacia un personaje que va creciendo por momentos.

La película decepcionará a quién se acerque a obtener una nueva visión del frívolo e insustancial mundo de la moda, puesto que como hemos dicho no es el objetivo de esta película, y se pasa tan de puntillas sobre el mismo que apenas adquiere ninguna importancia más que como resultado final a toda una vida de lucha e ingenio. El colofón a una personalidad única y a una valiente decisión.

Es una película que envuelve sin deslumbrar, un bello sombrero bien acomodado, y sobre todo un aromático perfume de esencias parisinas que dejará una discreta y agradable fragancia de permanencia asegurada.


sergio_roma00@yahoo.es