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Crítica de: Desgracia

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Luces, sombras, y estigmas morales
Difícil y ambicioso proyecto el que decidió emprender el director Steve Jacobs, tratándose de una de las mejores novelas del siglo XX, premio Booker 1999, del escritor sudafricano J.M. Coetzee, con unas connotaciones políticas, sociales y también literarias muy particulares.
Toda la historia transcurre con el telón de fondo de una Sudáfrica post Apartheid pero con unas secuelas muy significativas en la moral y el estilo de vida de sus habitantes.
La vida del profesor David Lune cambiará para siempre cuando se vea inmerso en un asunto de abuso sexual en su Universidad y con diversos problemas de convivencia cuando decida apartarse a vivir con su hija en una granja apartada.
Personaje complejo donde los haya, muy al estilo de algunos papeles que ya emprendiese con anterioridad John Malkovich, por lo que se intuye su fácil adaptación al mismo, lo cual se ve reflejado en el resultado final. Conecta aunque en ocasiones parezca distante; expresa suficientemente aunque resulte ciertamente desequilibrante.
Steve Jacobs se ha decidido por una adaptación lo más fiel posible a la novela. Lo que en otros casos podría ser algo destacable e incluso plausible, en esta ocasión se encuentra con una importante barrera. El hecho de ser fiel a dicha novela configura demasiados enigmas, momentos de alguna confusión y principalmente un tiempo narrativo que en otras historias se antoja aconsejable, pero en esta termina por exprimir demasiados momentos monótonos y sin profundidad.
“Desgracia” es una novela magnífica, que revela un submundo moral y social que permanece aún desconocido en buena parte de Occidente. Steve Jacobs absorbe toda esa esencia y lo adapta a una sutil manera de rodar, donde son los personajes los que conformarán los matices, y donde la cámara se limitará a observar en la distancia, creándose momentos de reflexión y preguntas sin respuestas.
La convivencia en una Sudáfrica post Apartheid servirá de excusa para conformar toda una estupenda metáfora sobre la moral humana en momentos límites, y especialmente la barbaridad asomando a la puerta de un hogar cargado de desidia y sueños arruinados. Es un verdadero toque de atención sobre lo que existe y no se quiere observar, sobre lo que todavía permanece y cuesta ver desaparecer.
Aunque la historia es realmente buena, debido al talento del escritor Coetzee, la adaptación se quedan en un vano intento por mostrar el mismo resultado literario. La primera historia se sostiene con pinzas, donde no está bien explicado el abuso de poder, y no se obtiene la garantía de credibilidad necesaria para comprender las connotaciones en toda su profundidad. La segunda y más compleja historia deja demasiadas cuestiones sin resolver.
Luces y sombras en un cruel cuento que se va perdiendo en la distancia.

sergio_roma00@yahoo.es

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Crítica de: El cuarto ángel

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Jugar con fuego sin quemarse


-->“Y el cuarto ángel vertió su copa sobre el sol, y le fue concedido que pudiera quemar a los hombres con fuego”.

Con esta premisa recogida del Apocalipsis 16:9, se fragua una historia que si en sus comienzos se antoja interesante, se va diluyendo al ritmo de un guión enrevesado y con poco fundamento. Todo suena artificial y en cierta medida mediocre, a pesar de que las interpretaciones de Jeremy Irons (esencial) y de Forest Whitaker ( a su altura) de dan un marcado acento categórico a lo que se sostiene con pinzas.

No acierta el director John Irvin en la propuesta de thriller político, y se enreda en un guión muy poco sostenible que juega bazas que a la larga terminan siendo perdedoras.
El final (sencillo) es una muestra más de poca astucia para conformar este proyecto.
Interpretaciones, algo de ahogado interés en algunos tramos y muy poquito más. Fuego inofensivo.


sergio_roma00@yahoo.es

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Pregunta Digital: Marta Etura

Con motivo de la presentación de la película "7 minutos" tuve ocasión de hacerle una pregunta digital a Marta Etura, en el Encuentro Digital de "El Mundo". (22 Abril 2009)

Pregunta nº13

13. Hola Marta. Me gustan muchas de tus interpretaciones, especialmente en "Azul oscuro, casi negro", "Las trece rosas", "Casual day"..etc, tengo ganas de verte en esta nueva aventura. ¿Con qué director te gustaría trabajar de los que todavía no has trabajado? Gracias

Con muchísimos. Me gustaría trabajar con Almodóvar, con Amenábar, con Fernando León, con Jaume Balagueró, con Álex de la Iglesia, me encantaría repetir con Daniel Sánchez-Arévalo y en realidad con todo aquel que tuviera una historia interesante y un personaje potente.


Leer Encuentro Digital

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Crítica de: Up

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Comenzar expresando abiertamente que estamos ante una nueva y maravillosa aventura de los chicos de Pixar, puede que a estas alturas ya no sorprenda a nadie, lo cual dice mucho de un grupo de trabajo que se esfuerza en conseguir productos atractivos, espectaculares y especialmente novedosos. Cuando todavía no nos habíamos recuperado de la agradable sensación que nos dejó la película que ha dejado el listón más alto (Wall-E), ahora nos presentan una historia que si se le pudiese añadir un pero es posiblemente lo poco imaginativa de la misma en su núcleo general y particularmente en su tramo final.

La aventura de un anciano, que obligado a ir a una residencia, decide en un inesperado acto de rebeldía, cumplir su sueño y el de su mujer de viajar a Paradise Falls (un exótico lugar de Sudamérica), es a priori sencilla, y poco novedosa. Es sin duda alguna, en la pureza y fuerza narrativa, y en el ingenioso desarrollo de esa historia en donde reside la magia, la categoría y la grandeza de esta película de animación, que paradójicamente renuncia a explotar de manera readical el formato 3D en favor de un estructurado y preciosista contenido.

Tras un sencillo y cómico juego acerca del nacimiento de los niños, y tras la presentación del niño que posteriormente va a ser el protagonista anciano de la aventura, Pixar reúne todas sus potentes armas cinematográficas para fascinar, sin previo aviso y con alevosía, con una magistral secuencia narrativa de unos cinco minutos que tan sólo acompañados de imágenes y música conformarían de por sí sola, una obra maestra del cortometraje de animación. Un espectacular momento que deja atónito, sorprendido y emocionado al espectador, y que anticipan unas expectativas que más tarde se cumplen a medias.

La gran novedad de “Up” respecto a sus predecesoras en esta factoría sinónimo de garantías, es el valor humano por el que esta vez se apuesta y al que se le da verdadera importancia. El sentimiento, la emoción y las delicadas y muy cuidadas escenas dramáticas, es el principal envite de una historia que aunque por momentos puede resultar predecible, se disfraza a base de golpes (muy ingeniosos) de humor, gotas (muy delicadas) de ternura y animaciones (muy cuidadas) de muy alto nivel. Hay un delicoso aroma a Chaplin que planea sobre toda la película, del mismo modo que planea una surrealista casa volante, que nos evoca a la maravillosa "Una historia verdadera" de David Lynch, donde la cortadora de césped servía de vehículo utópico para una reconciliación con el pasado, o como en esta ocasión con el sueño anhelado.
Todo ello conforma un cocktail al que dificilmente podemos resistirnos; una explosión de situaciones de magnífica precisión narrativa y un juego de imágenes, diálogos y situaciones que convierten el cine en magia y la película en metáfora visual. Una excelente e inmejorable mezcla entre momentos divertidos y otros tantos emotivos, todo ello bañado de imágenes efectivas, brillantes y en alguna ocasión espectaculares que se pueden ver incrementadas si le añadimos la tecnología 3D.

El gran valor de “Up” reside en esa pureza narrativa que antes señalaba, y en un tratamiento de los valores como nunca antes se había hecho, donde caben críticas, metáforas y por supuesto mensajes que calan y contienen un alto grado de intención. Los sueños como deliciosa utopía rodea toda la aventura, que si bien en general deslumbra, no siempre consigue una plena y satisfactoria conexión.

Mínimos detalles como miradas, sonrisas, una casa que sobrevuela vuela sotenida por globos, o un simple y divertido collar en unos perros, se convierten en una magistral excusa para conseguir el efecto deseado y a su vez una complicidad con el espectador que se mantendrá a lo largo de toda la película.
Un nuevo acierto, una excelente aventura visual y narrativa y una apuesta segura (esta vez sí) a las nuevas y (desafortunadamente ampliadas) nominaciones a los próximos Oscar.

sergio_roma00@yahoo.es

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Crítica de: Despedidas

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El adiós envuelto de magia

Existen ciertos oficios, que en su esencia producen el rechazo de la mayor parte de la gente, o al menos la indiferencia. El trabajo de amortajador, aparte de ser uno de los más desconocidos, especialmente en Occidente, es uno de esos oficios. Es en Oriente, donde la ceremonia de amortajamiento, (que consiste en lavar, maquillar, y en definitiva dejar lo más presentable posible al difunto ante la presencia de sus allegados) cobra una mayor importancia y se transforma en un ritual de enorme significación.

El actor protagonista Masahiro Motoki, fue el verdadero impulsor de la idea de esta original película, a raíz de un viaje a la India, donde pudo observar con detalle la importancia que se le da a ese oficio en dicho país, y en términos generales, la naturalidad con la que conviven vida y muerte, luz y oscuridad. La capacidad de mirar de frente a la muerte, y asumirla con absoluta sencillez dejó fascinado al actor japonés.

Con este molde, Kundo Koyama se encargó de elaborar un guión que pusiera de relieve una infinidad de aspectos en torno a este tema, y el director Yojiro Takita se encargó de dar vida a un mundo olvidado, rechazado en algunos aspectos, pero sobre todo un eje central donde construir en torno a él, todo un recital de temas relacionados con la amistad, la pareja, las relaciones familiares y laborales y las dificultades de construir una armonía alrededor de uno mismo. Yakita emplea diversos matices cómicos donde enfocar un adecuado contraste en momentos de compleja tensión. Utiliza el humor como salvaguarda de un ambiente escabroso, un destello de luz que se erige en torno a una obligada y profunda sombra silenciosa que lo intenta abarcar todo. Para ello, difícilmente podía haber encontrado un actor mejor que Masahiro Motoki, que aporta ese grado de inocencia e incredulidad en sus comienzos, y destreza y personalidad a lo largo de la serie de acontecimientos en los que se ve envuelto, combinando a la perfección humor, drama, ternura y pasión. A su lado, la joven Ryoko Hirosue aporta la frescura necesaria que necesita el personaje que si bien se mantiene fiel en sus inicios a su pareja, más tarde se ve en la disyuntiva de afrontar una difícil convivencia con algo que no acaba de entender.

"Despedidas" se enmarcan dentro de un tono amable en torno a la última visión del difunto, subrayando su aspecto estético y artístico y dando importancia a la forma sobre el fondo, convirtiendo esa despedida en un enigmático viaje donde la persona que se despide se presenta con su aspecto más deslumbrante, y si cabe evocador.

Todo está cuidado y buscando un encaje casi milimétrico, incluyendo una sensual música a cargo de Joe Hisaishi (habitual en los filmes de Takita) y una estupenda fotografía ambientada en los escenarios naturales de la zona de Yamagata. Todo bajo una dirección llena de matices y con un profundo interés por ofrecer naturalidad a lo que a priori produce un habitual rechazo.

La vida y la muerte en una singular convivencia. La última despedida provista del mejor atuendo y el más sobrio maquillaje. Manos capaces de amortajar con la misma dulzura con la que acarician un instrumento musical. Cine de categoría superior.


sergio_roma00@yahoo.es

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Crítica de: Delta

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Inocencia interrumpida

Existe cierto cine de la Europa del Este que tiene unas características muy marcadas y una oscura personalidad muy asentada en unos paradigmas muy concretos. “Delta” contiene todos los elementos para ser incluida en este tipo de cine, que si bien no cuenta con muchos seguidores, no pasa por alto en festivales de la categoría de Cannes donde esta película fue nominada a la Palma de Oro.

Con un desarrollo lento, de diálogos escuetos y miradas silenciosas esta producción húngara navega con precisión sobre un guión anclado sobre el delta del río Danubio; escenario apropiado para abordar toda una serie de conflictos que tienen que ver en gran medida con las miserias del alma humana y los límites que sobrepasan lo razonablemente establecido.

La llegada de un desconocido joven a una aldea apartada, lejana al mundo exterior, el conocimiento de su hermana y su manera de proceder serán el caldo de cultivo de una sucesión de acontecimientos que tendrán como eje principal los sentimientos más amargos y escondidos del alma humana y que darán lugar a una explosión narrativa en triste contraste con la belleza del paisaje.

Una belleza paisajística que le servirá de excusa a Kornél Mundruczó para desarrollar una elegante sucesión de bonitas estampas, que complementarán a unos sinuosos y pausados diálogos para componer un ejercicio estilístico de aceptable factura.

Aunque en un principio todo resulta extraño, la fuerza de la costumbre consigue equilibrar una historia que poco a poco va cobrando vida propia y se aleja de tópicos banales para asentarse en unas calmadas aguas narrativas donde posteriormente la inocencia y la bondad se verán las caras con la envidia y la codicia. Una interrupción de la inocencia que será un brusco contraste con la paz de las imágenes y el devenir de la historia, pero que le dan la fuerza suficiente para componer una cruda metáfora sobre los oscuros pasajes del alma humana.

Son inevitables las referencias al cine de su compatriota Béla Tarr en la manera de afrontrar situaciones y de componer personajes y es bastante probable que estemos ya en condiciones de hablar de un cine húngaro con cierta madurez y personalidad para afrontar una nueva etapa de cine contemporáneo.

Aguas templadas y calmadas para navegar sobre el delta de un río que puede esconder alguna desagradable sorpresa final.


sergio_roma00@yahoo.es