Crítica de: War Horse

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Caballo ganador 

Es indudable que si existe un director en la actualidad que presente nueva película y no pase en absoluto desapercibida, este es sin duda alguna (entro otros pocos) Steven Spielberg. Cualquier nuevo proyecto, incluso aunque sea en la producción (“Super 8”) además de venir con cierta estela de expectación, supone un reencuentro con un cineasta que si algo ha regalado siempre es magia, además de un firme compromiso con el entretenimiento.

“War horse” se presenta a priori como una película amable, sencilla, con un argumento algo simple y con una ligera sensación de que podría ser un pequeño descalabro en la fascinante filmografía del director estadounidense. Sus más de dos horas de duración, suponen un reto para el espectador, y la temática animal todo un desafío.

No son muchas las películas que se han acercado a la vida de los caballos con verdadero acierto, “Vidas rebeldes” sin ser ni mucho menos su temática general es sin duda alguna la más fascinante. La tierna “Dreamer” resulta bastante floja, “Seabiscuit” consiguió cierto éxito comercial sin llegar a ser una gran película, y “El hombre que susurraba a los caballos” se pierde en romanticismos demasiado previsibles. Estas películas, por citar algunas de las más conocidas dicen mucho de la dificultad de conseguir sobre todo autenticidad sin caer en el territorio de la nada.

“War horse” no es una gran película (a pesar de estar nominada para los Oscar como mejor película) pero sí es una película que gusta si uno se acerca sin demasiadas pretensiones. La vida de un caballo desde sus comienzos, incluyendo el adiestramiento de un joven soñador, es el punto de partida de esta entretenida película. Los avatares de una época bélica (Primera Guerra Mundial) provocarán que la vida Joey (nombre del caballo) transcurra entre cañones, fusiles y un ambiente bélico que le llevará a convertirse en un auténtico “caballo de batalla”. El destino jugará caprichosamente tanto con Joey, como con su joven amigo, y la película deparará alguna sorpresa más o menos previsible.

Esta sencilla historia está narrada con dos golpes de efecto fundamentales para conseguir un buen resultado. Por un lado, la maravillosa música de John Williams, que en momentos puntuales (sobre todo al inicio) es tan poderosa que domina por completo la escena. Por otro lado, la manera de manejar tiempos, esquemas y situaciones delicadas de Spielberg que permiten que junto a su sello personalísimo, distingamos un cine que nos resulta tan familiar como apetecible en algunos momentos. De hecho, no es extraño que en muchos de estos momentos nos encontremos con cierto halo nostálgico que nos permitan reconocer a ET en el caballo Joey en algún que otro aspecto sentimental.

La película nos regala además, en su tramo final una sensacional escena, marcada por el sufrimiento de un caballo atrapado entre alambres, en tierra de nadie y con dos soldados rivales bajo bandera blanca intentando salvarle. La escena bien pudiera imaginarse como un homenaje a nuestra magistral “La vaquilla” sobre todo en sus diálogos, y en ambos casos ejemplifica a la perfección una manera de explicar lo absurdo de una guerra y la paradoja del alma humana a la hora de afrontar situaciones cotidianas y humanas.

“War horse” es una película que se deja ver, no tan irritante o indigesta como pudiera parecer al conocer los detalles iniciales y con la garantía de producto bien terminado que sólo puede proporcionar Steven Spielberg.



sergio_roma00@yahoo.es
Twitter: sergio_roma

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