Crítica de: Adam resucitado

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Nueva visión del holocausto

Son tantas (y algunas tan buenas) las películas que se han realizado ya sobre el holocausto nazi, que parece que el tema estuviera ya agotado, o al menos nos presentamos con cierto escepticismo hacia una nueva producción que pueda pretender mostrar alguna novedad al respecto. Cómo olvidar joyas cinematográficas como “La Lista de Schindler”, “La Vida es Bella”, “El Pianista”, “The Reader (El Lector)”, “Shoah”, o la más discreta “El Niño con el Pijama de Rayas” por citar algunos ejemplos de las más conocidas entre los cientos de proyectos que han reflejado a su manera aquella barbarie. Con esta premisa, la aparición de “una más” como “Adam resucitado”, produce cierta pereza, excepto cuando vamos poco a poco comprobando con el inicio que la película nos enseña una cara algo original y ciertamente curiosa de la época post-segunda guerra mundial y de los recuerdos que nos remarca. Junto a esto, la presencia de Jeff Goldblum como protagonista y de Willem Dafoe hacen presuponer que nos podemos encontrar con un producto interesante de lo que podría ser un subgénero en el cine.

Adam, una renombrada estrella del vodevil berlinés vive felizmente con su familia en una época convulsa. Los acontecimientos posteriores les obligarán a romper con este status de felicidad y cambiará por completo del devenir de sus vidas trasladándonos veinte años después a un nuevo Adam que si bien no ha perdido su magia de antaño, sí vive bajo las consecuencias que supuso el haber vivido aquella época siendo judío en Alemania.

La risa, la comedia es un motor importante (como ya sucediese en “La Vida es Bella”) para tocar este tema con cierta nostalgia y un futuro optimista, y en este sentido la película acierta en sus planteamientos. El problema surge cuando nos encontramos en mitad de la misma y el guión (basado en la novela de Yoram Kaniuk) realiza un viraje extraño para presentarnos a un “niño-perro” que desvirtúa un poco la credibilidad anteriormente conseguida y no permite que la película avance ni que se tome en serio a pesar de los ímprobos intentos por mantener cierta corrección narrativa. En este punto, ni Willem Dafoe en los numerosos flash-backs que se producen ni el mismo Jeff Goldblum en una interpretación más que notable consiguen que la película avance con el necesario hilo emotivo que requiere y se pierde por tanto en un rutinario enfoque más cercano a la desidia narrativa que a una exploración exhaustiva de un entorno, un pasado y ejemplar comienzo donde se preveía algo bastante más interesante.

Por tanto, como intento de planteamiento original sobre un tema que como decíamos pudiera estar agotado, resulta indudablemente plausible, pero como desarrollo de lo mismo en casi todos los conceptos, resulta claramente decepcionante y nos deja un sabor de boca ligeramente amargo.


sergio_roma00@yahoo.es
twitter: sergio_roma

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