Crítica de: Dos más dos

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Cuatro son multitud

Tras sus trabajos en televisión, el director argentino Diego Kaplan se acercó a la comedia romántica con “¿Sabes nadar? para poco después abordar la más pura comedia argentina con “Igualita a mí”, protagonizada Adrián Suar, que también repetiría en esta “Dos más dos”.

La premisa de esta “Dos más dos” resulta ciertamente sugerente: el acercamiento que supone para una pareja convencional y ahogados en la rutina el mundo del intercambio de parejas a través de dos de sus mejores amigos. El interés se acentúa en el conflicto inicial que supone especialmente para el protagonista Diego el cuál no termina de ver con buenos ojos (nunca mejor dicho) la fotografía de su mujer “cogiendo” con otro hombre, y más extraño aún con su mejor amigo. Ella está plenamente convencida, arrastrada por la convicción de que puede ayudar a mejorar la relación y un “ensayo” supondrá el esperado punto de partida.

Siendo claros desde el principio, Adrián Suar sostiene el peso de toda la película con una brillantez en el plano de la comedia muy destacable. Cierto es que la historia es atractiva, y el conflicto moral engancha desde un principio, pero el desarrollo de la misma, a pesar de contar con casi dos horas para ello no termina de ser lo suficientemente satisfactorio para que la película discurra en un elevado tono de comedia hasta el final. Nos encontraremos con secuencias y diálogos divertidos y con situaciones que harán reír, pero muchas de ella no terminan de cerrarse brillantemente y se quedan a la orilla de momentos desternillantes que hubiese supuesto estar hablando de una comedia sobresaliente en virtud de los moldes con los que contaba el cineasta argentino.

Es evidente que Diego Kaplan se mueve con comodidad en el mundo de la comedia, y bebe de las fuentes argentinas sin ningún tipo de rubor. Además sabe acompañar a sus películas de actores sólidos que permitan enriquecer a los personajes. Pero al igual que le sucedió con “Igualita a mí”, no sabe sacar partido a premisas interesantes (Juan Vera, Daniel Cúparo se encargan de los guiones) y la película se inclina finalmente por no proporcionar giros de tuerca que compliquen la película, y el lado comercial aparece demasiado ostentoso a la hora de abordar los momentos más delicados del film.

Aún así es una película con la que pasar un rato divertido, que invitará al espectador a participar del conflicto moral que supone el intercambio de parejas y que nos hará conocer un poco más la comedia argentina, algunas veces extravagante y algunas veces cargada de talento.


sergio_roma00@yahoo.es
twitter: @sergio_roma

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