Crítica de: Presencias extrañas

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La mano que mece la cuna


Cuando Anna vuelve a casa después de permanecer un tiempo en un hospital psiquiátrico la vida de su familia ha dado un giro de noventa grados. A la trágica ausencia de su madre hay que unir la “extraña presencia” de Rachael, en adelante su madrastra con la que chocará en no pocos momentos del film. La presencia de su hermana Alex será fundamental para afrontar esta nueva etapa en su vida.

Aunque la libre (y equivocada) traducción del título original sea “Presencias extrañas” y aunque efectivamente haya ciertas presencias de difícil comprensión y de evidente extrañeza, es “The uninvited” el título (original) que mejor explica toda la trama de la película y nos predispone hacia los sucesos que pueden acontecer a lo largo de una intensa hora y media de puro género terror.

Si bien los hermanos Guard emplean toda una serie de elementos del género ya conocidos, incluida una historia confusa en un paraje aislado, para buscar un resultado efectivo, lo cierto es que discretos giros en el guión y un más que aceptable desarrollo de acontecimientos hacen que estemos ante un más que digno producto que dejará satisfecho a quién se adentre en este frondoso bosque de enigmas, emociones ininterrumpidas y misterios bajo la cama.

Aunque los tan prolíficos (y en la mayor parte de las casos inútiles) remakes americanos de películas de terror asiáticas, pocas veces superan a su predecesor, y aunque en este caso tampoco se consiga, lo cierto es que “Presencias extrañas” supone una digna versión de consumo rápido. La anterior “Dos hermanas” del surcoreano Kim Ji-woon resulta en general más escalofriante a pesar de la frialdad de algunas interpretaciones, pero en líneas generales, ambas versiones consiguen un efecto parecido, y ambas, sin pasar a la historia, resultan convincentes y de un resultado final efectivo y correcto. Quizás se eche en falta algo más de imaginación en el caso norteamericano, en escenas como por ejemplo cuando se descubre el suelo ensangrentado a lo largo del pasillo, en uno de los mejores planos de la película, y que resulta un simple y llano calco del plano de la anterior versión.

Con todo y con eso, “Presencias extrañas” cumple con su cometido con un solvente aprobado; la intensidad se mantiene a lo largo de los noventa minutos que se derramarán gota a gota entre el intento de descifrar ciertos misterios y algún que otro sobresalto con previo aviso que hará las delicias de quién gusta que le pongan a prueba en el cine.

No es, evidentemente la obra cumbre del género del terror, pero sí un título a tener en cuenta cuando la cartelera se encuentre escasa de películas que puedan satisfacer nuestras ansias de entretenimiento.

sergio_roma00@yahoo.es

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