Crítica de: Solo Dios Perdona

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Juego de venganzas

Para que no haya lugar a engaños, y nadie se pueda sentir decepcionado, lo primero que hay que decir es que “Solo Dios Perdona” no es la secuela de “Drive”, ni se parecen en absoluto, a pesar de contar con el mismo actor protagonista, y un personaje de características similares. De hecho, la participación de Ryan Gosling (nuevamente acertada) no fue la opción inicial o preferente del director.

Partiendo de esta base, conviene por tanto analizar esta película desde un prisma completamente independiente a la anterior del director danés Nicolas Winding Refn, e intentar evitar por consiguiente cualquier tipo de comparación entre ambas, aunque evidentemente la autoría de una y otra hagan inevitable incidir en algunos aspectos comunes.
“Solo Dios Perdona” es una película de venganzas. En este sentido, y teniendo en cuenta la localización (Bangkok) y el tono de la película, podemos entrever un particular homenaje al cine asiático en este particular subgénero, viniéndonos inmediatamente a la cabeza películas como “Oldboy (2003)”, “Sympathy for Lady Vengeance”, ambas de Chan-wook Park, o incluso las “Kill Bill 1 y 2” de Quentin Tarantino. Cómo héroe solitario en busca de venganza, y en cierta medida un cowboy bohemio y oscuro, también nos resulta inevitable no acordarnos de películas tan importantes como “Sin Perdón” o “Django Desencadenado”, por citar dos casos reconocidos entre los numerosos que existen y que cada uno tendrá en su particular panteón del subgénero. De todo ello, Nicolas Winding Refn tiene referencias, y las utiliza, aunque desde cierta distancia, tanto en la manera de componer la historia, como de presentar a los personajes, encontrando también en la estética (visual y musical) ligeras reminiscencias a Kar Wai Wong y a David Lynch.



Partiendo de todo esto “Solo Dios Perdona” es una película extraña, que a pesar de beber de diferentes fuentes, tiene una autoría propia e identificable, y la convierte en una película donde a pesar todos los elementos necesarios e imprescindibles del género (acción, personajes mafiosos y elaborados, sangre, intensidad, emoción, etc) están dispuestos de una manera un tanto original, que si bien en ciertos momentos raya la auténtica brillantez, en otros se desmarca hacia caminos innecesario y se diluye en pasajes que pueden llegar a resultar incluso absurdos.

Otro problema que plantea la película es el ritmo. Lejos de ser frenético, “Solo Dios Perdona” se toma sus pausas, se ve inmersa en numerosos momentos del film en una especie de introspección puntual de personajes que si bien nos ayudan a poder elaborar un –acertado o no- esquema del personaje en cuestión, puede llegar a romper en ocasiones el tono de la película, llevándola a derroteros algo vacíos y en tierra de nadie.

Con estas salvedades, la nueva película de Nicolas Winding Refn resulta más que interesante. Bajo una estética arrolladora, con unos personajes elaborados casi al estilo cómic, donde brilla con luz propia Ryan Gosling en el personaje de Julian. Un fugitivo estadounidense que se gana la vida en Bangkok dirigiendo un club de boxeo tailandés como tapadera de tráfico de drogas, y que se verá envuelto sin comerlo ni beberlo en una lucha casi infinita de venganzas familiares, donde tendrá particular protagonismo su propia madre, que interpretada de manera estelar por Kristin Scott Thomas, aporta un particular estilo añadiendo un punto de grandeza a la película cada vez que ella aparece en escena.

No gustará a mucha gente, probablemente, ante el cambio de registro, pero es una película a tener en cuenta.


sergio_roma00@yahoo.es
twitter: @sergio_roma

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