Crítica de: LOL

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Menú light de adolescentes

LOL es una expresión muy empleada por los adolescentes y que desconocen la mayoría de adultos. Es una metafórica frontera de difícil traspaso.

Con esta premisa, de configurar dos mundos paralelos y de complicada confluencia la directora Lisa Azuelos ha encontrado el camino donde retener a espectadores adultos y adolescentes, un punto intermedio donde todo vale. Una tierra de nadie donde casi todo naufraga.

La película cuenta –una vez más- las venturas y desventuras de un grupo de adolescentes en su época más “complicada”, al tiempo que se mezcla con una edad adulta de unos padres que tienen que hacer frente a sus problemas personales además de a los de sus hijos.

Sin esconder su intencionada apariencia de comedia romántica hollywoodiense, y con algún que otro rasgo francés, LOL se configura como una ligera comedia de fácil acceso. La aspiración es el puro entretenimiento, y en este usual terreno se deja por el camino demasiadas cosas. Todo está pisado de puntillas, cogidos clichés ya conocidos y adaptándolos a su antojo pero sin perder la esencia de la triste superficialidad. El guión es sencillo y cotidiano, y las historias que suceden son tan previsibles que impiden cualquier acercamiento con un mínimo de interés.

Lisa Azuelos ha realizado un producto de rápido consumo y poco talento. La más que posible identificación con una gran cantidad de adolescentes hacen que la jugada haya salido maestra en términos recaudatorios, pero indiferente en términos cinematográficos donde no nos hallamos más que ante una sosa comedia de poco enredo y mucho desinterés en encontrar situaciones realmente divertidas. Momentos dramáticos que nunca llegan a emocionar y sí en ocasiones a aburrir, y sobre todo un aire americano que impide que la cinta adquiera en ningún momento personalidad propia.

La casualidad ha hecho que esta película compita en cartel con la también francesa “El primer día del resto de mi vida”, un estupendo drama cotidiano que ante la comparación, eleva unos centímetros más a una y hunden a ras del suelo a la otra. Incluso un pequeño detalle coincidente como es la intrusión por parte de la madre en el diario de su hija, está contado de una manera tan diferente en ambas películas que en “LOL” termina por resultar ridículo.

Ni siquiera, la belleza de Sophie Marceau ni su aceptable interpretación añaden un plus de categoría a una película floja, común y poco interesante.


sergio_roma00@yahoo.es

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