Sueños infantiles
Acercarse al fascinante mundo infantil de la manera en que lo hace el sensacional realizador nipón Kore-eda supone todo un inigualable viaje del que es complicado no quedarse atrapado.
Desde 1998 con su extraña “After Life”, Kore-eda nos ha ido mostrando un mundo particular y una filmografía única que navega tanto por la dureza de una sociedad incomprensible (“Nadie sabe”) como por la magia de las historias singulares (“Air Doll”), pasando por obras maestras de la talla de “Still Walking” donde las relaciones personales suponen todo un reto a la hora de elaborar lazos internos y perdurables.
Si bien, en aquella “Nadie sabe”, se acercaba al mundo infantil de una manera dura, al estilo de los hermanos Dardenne, en este caso se acerca de una manera amable, sensible y desde una distancia adecuada para observar todo el submundo desde una sencilla altura que permite una subjetiva y a la vez maravillosa perspectiva. Los adultos son meros comparsas que ni interrumpen ni protagonizan en ningún momento el devenir de una historia que no por sencilla deja de ser fascinante.
Dos hermanos, al enterarse de la probable consecución de un sueño (o milagro) al estar presentes cuando coinciden dos trenes de alta velocidad en un mismo punto, deciden emprender el primer ( e inolvidable) viaje de sus vidas, contagiando de ese utópico optimismo a sus amigos.
Con un ritmo lento (que no aburrido) y unos diálogos sencillos y escuetos (que no vacíos) Kore-eda construye una historia en la que es palpable está disfrutando en todo momento con cada plano y escena y en la que los niños protagonistas nos permiten hacernos partícipes de su sueño y nos arrastran hacia un maravilloso mundo de la misma manera (aunque con otro estilo) que hiciese Spike Jonze con su fantástica “Donde viven los monstruos”. Todo un ejercicio de cine artesanal y de amor por la historia, los personajes y la manera en que todo se desliza con suavidad, sencillez y muchísima humildad.
Un conjunto ameno, donde se aprecia la mano de un cineasta con talento que nos regala un producto altamente entretenido y especialmente delicado.
Todo un ejemplo de maestría oriental.
sergio_roma00@yahoo.es
Twitter: @sergio_roma
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